Conocé el tratamiento no invasivo que puede ayudarte a superar el vértigo, el mareo crónico y la inestabilidad
La rehabilitación vestibular es una terapia personalizada que busca reentrenar el sistema del equilibrio para que el cerebro aprenda a compensar la alteración que genera los mareos.
Se realiza mediante ejercicios guiados y maniobras terapéuticas, adaptadas al tipo de vértigo y al estado del paciente.
Esta terapia es indicada y supervisada por profesionales especializados en kinesiología o fonoaudiología vestibular.
La rehabilitación vestibular se basa en principios neuroplásticos: tu cerebro puede adaptarse y reorganizarse para corregir la falla de señales, ganando estabilidad y reduciendo el vértigo.
Estudios clínicos muestran que este enfoque mejora significativamente la calidad de vida de los pacientes.
La rehabilitación vestibular está indicada en personas que presentan mareos o vértigo persistente, sensación de desequilibrio, inseguridad al caminar o náuseas al mover la cabeza.
También es útil tras ciertas enfermedades o lesiones del oído interno.
Algunas de las causas más comunes que se benefician con esta terapia están relacionadas con el Vértigo periférico, que se origina en una disfunción del oído interno. Sus principales patologías asociadas son:
Vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB): ocurre cuando los otolitos (pequeñas “piedritas” de calcio del oído interno) se desplazan y provocan sensación de giro.
Enfermedad de Ménière: produce vértigo recurrente, zumbidos y pérdida auditiva fluctuante.
Neuritis o laberintitis: inflamación del nervio del equilibrio, generalmente de origen viral.
Otra opción, menos frecuente, son los problemas vestibulares de orígen central, con síntomas derivados de enfermedades desmielinizantes o degenerativas del sistema nervioso (como la esclerosis múltiple, el Parkinson o la ELA), o secuelas de accidente cerebro vascular (ACV).
En todos estos casos, la rehabilitación vestibular puede reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida, incluso cuando los mareos llevan mucho tiempo.
La mayoría de los pacientes logra recuperar el equilibrio y volver a moverse sin miedo.
Incluso quienes convivieron años con mareos pueden notar una gran mejoría tras realizar un programa personalizado de rehabilitación vestibular.
La clave está en la constancia y el acompañamiento profesional adecuado.
El objetivo central es aliviar esa sensación de giro, inestabilidad o “piso que se mueve”, permitiendo retomar las actividades cotidianas con confianza.
A través de ejercicios de habituación y posturales, el cuerpo recupera su capacidad para mantenerse estable al caminar, girar o agacharse.
La persona deja de temer a los movimientos bruscos o a los cambios de posición. Esto disminuye el riesgo de caídas y la ansiedad que suelen acompañar al vértigo.
El cerebro aprende a compensar las alteraciones del oído interno, reentrenando los reflejos de equilibrio y fortaleciendo la relación entre vista, oído y postura corporal.
Cuando el vértigo se repite, es común desarrollar miedo a moverse o salir solo. Al recuperar la estabilidad, también se recupera la tranquilidad emocional y la confianza.
La duración depende del tipo de alteración y del tiempo que el paciente lleve con síntomas.
Algunos casos se resuelven en pocas sesiones, mientras que otros requieren un proceso más prolongado.
En general, se observa una mejoría significativa en las primeras semanas, especialmente cuando el tratamiento es constante y se acompaña de ejercicios domiciliarios.
Mantener una dieta baja en sal (hiposódica) ayuda a reducir la presión del oído interno.
Evitar el sedentarismo y las posturas forzadas de la cabeza.
Dormir con una ligera inclinación y evitar movimientos bruscos durante el tratamiento.
Controlar el estrés, ya que puede intensificar los síntomas aunque no sea la causa del problema.
Consultar siempre ante mareos prolongados o cambios en la audición.
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