Descubrí qué es el el síndrome de Ménière , sus síntomas más frecuentes, causas, diagnóstico y tratamientos actuales.
La enfermedad de Ménière —también conocida como síndrome de Ménière— es una afección crónica del oído interno que afecta el sistema del equilibrio y la audición.
Se caracteriza por crisis de vértigo, pérdida auditiva fluctuante y tinnitus (zumbidos o ruidos en el oído).
Estas crisis pueden durar desde minutos hasta varias horas, y suelen aparecer de forma súbita, dejando al paciente con una sensación de agotamiento e inestabilidad incluso después del episodio.
Aunque es una patología benigna, puede ser muy invalidante si no se diagnostica y trata adecuadamente.
Los síntomas aparecen en forma de crisis recurrentes, que pueden variar en frecuencia e intensidad según la persona.
Durante un episodio, es común que el paciente sienta:
Vértigo intenso (sensación de giro del entorno o del propio cuerpo)
Náuseas y vómitos
Zumbido o tinnitus en uno o ambos oídos
Sensación de oído tapado o presión interna
Pérdida auditiva fluctuante (hipoacusia)
Inestabilidad posterior al episodio, incluso durante días
Entre crisis, la persona puede sentirse completamente normal o conservar una ligera inestabilidad.
Con el tiempo, si no se trata, la pérdida auditiva puede volverse progresiva.
Consultá con nuestro equipo y obtené una evaluación personalizada.
Aunque no siempre se conoce la causa exacta, se sabe que la enfermedad se produce por una hidropesía endolinfática, es decir, un acúmulo de líquido (endolinfa) en el oído interno que genera presión y altera el funcionamiento del sistema vestibular y auditivo.
Factores asociados:
Alteraciones en la circulación del líquido endolinfático
Estrés o cambios emocionales intensos
Infecciones virales del oído interno
Factores genéticos o autoinmunes
Consumo elevado de sal, alcohol o cafeína
Cambios hormonales o del metabolismo del sodio y potasio
Este exceso de líquido interrumpe la comunicación entre el oído y el cerebro, provocando las crisis de vértigo y la pérdida temporal de audición.
En todos los casos, el diagnóstico temprano y la rehabilitación específica son clave para evitar recaídas y recuperar el equilibrio.
El diagnóstico requiere una evaluación clínica detallada y estudios vestibulares y auditivos que permitan confirmar el cuadro y descartar otras causas de vértigo.
Los estudios más utilizados son:
Audiometría: detecta la pérdida auditiva característica (hipoacusia de percepción).
Videonistagmografía (VNG): analiza el movimiento ocular y la función del sistema vestibular.
Prueba calórica y test de agudeza visual dinámica: miden la respuesta del oído interno.
Resonancia magnética o Doppler de vasos de cuello: se solicitan si se sospechan causas neurológicas.
La observación de crisis de vértigo acompañadas de tinnitus e hipoacusia es el patrón más característico del síndrome de Ménière.
Cuando el vértigo no se asocia a pérdida auditiva o tinnitus, puede tratarse de otro síndrome vestibular.
El diagnóstico requiere una evaluación clínica detallada y estudios vestibulares y auditivos que permitan confirmar el cuadro y descartar otras causas de vértigo.
Los estudios más utilizados son:
Audiometría: detecta la pérdida auditiva característica (hipoacusia de percepción).
Videonistagmografía (VNG): analiza el movimiento ocular y la función del sistema vestibular.
Prueba calórica y test de agudeza visual dinámica: miden la respuesta del oído interno.
Resonancia magnética o Doppler de vasos de cuello: se solicitan si se sospechan causas neurológicas.
La observación de crisis de vértigo acompañadas de tinnitus e hipoacusia es el patrón más característico del síndrome de Ménière.
El tratamiento tiene como objetivo reducir la frecuencia e intensidad de las crisis, mejorar la audición y recuperar la estabilidad.
No existe una cura definitiva, pero los tratamientos actuales permiten controlar eficazmente los síntomas y mejorar la calidad de vida.
En la fase aguda (durante una crisis), se indican: Sedantes vestibulares (betahistina, sulpirida, meclizina), Antieméticos para las náuseas, Corticoides en algunos casos para reducir la inflamación. Además, se indica reposo y control del estrés.
Para prevenir crisis futuras: Dieta hiposódica: reducir el consumo de sal para estabilizar los líquidos del oído. Evitar cafeína, alcohol y tabaco. Ejercicios de rehabilitación vestibular guiados por un kinesiólogo especializado. Tratamiento de apoyo psicológico, si el vértigo genera ansiedad o temor al movimiento. En casos persistentes, puede considerarse medicación prolongada (betahistina o diuréticos) o procedimientos médicos específicos bajo supervisión neurológica.
Una vez controlada la fase aguda, la rehabilitación vestibular ayuda al cerebro a reentrenar el equilibrio y adaptarse a los cambios en el oído interno.
A través de ejercicios oculares, posturales y de movimiento, el paciente recupera confianza, estabilidad y autonomía.
Este enfoque es clave para personas con inestabilidad crónica o vértigo residual después de las crisis.
Conocé más sobre la rehabilitación vestibular para recuperar el equilibrio.
Aunque no siempre es posible evitar completamente las crisis, ciertos hábitos ayudan a mantener la estabilidad del oído interno y prevenir nuevos episodios:
1. Alimentación baja en sodio:
La sal en exceso puede alterar la presión de la endolinfa.
2- Mantener una buena hidratación:
La deshidratación puede afectar el equilibrio de líquidos en el oído interno. Beber agua con regularidad ayuda a estabilizar el sistema vestibular.
3. Dormir con la cabeza levemente elevada
4. Evitar el tabaco, la cafeína y el alcohol.
5. Evitar cambios bruscos de posición y movimientos movimientos repentinos de cabeza
Levantarse lentamente de la cama o de una silla, y girar el cuerpo completo en lugar de solo la cabeza, ayuda a prevenir estímulos repentinos del oído interno.
6. Realizar actividad física regular:
Caminar, hacer ejercicios de equilibrio o yoga suave mejora la orientación espacial y fortalece la estabilidad.
En adultos mayores, el movimiento frecuente es clave para evitar la inestabilidad crónica y las caídas.
Realizar controles audiológicos periódicos es clave para detectar cambios en la audición y ajustar el tratamiento.
Además, la consulta regular con el profesional especializado permite evaluar la eficacia de la rehabilitación vestibular y realizar maniobras preventivas en caso de vértigo recurrente.
Con el tiempo, muchos pacientes logran reducir drásticamente las crisis y mantener una vida activa y segura.
No tiene cura definitiva, pero se controla eficazmente con un tratamiento adecuado y seguimiento.
El vértigo del VPPB dura segundos y se desencadena por movimientos de cabeza; el de Ménière dura minutos u horas y se acompaña de zumbido y pérdida auditiva.
Es la acumulación anormal de líquido dentro del oído interno, responsable de los síntomas característicos de la enfermedad.
El tinnitus (zumbido o ruido constante) suele aparecer antes o durante las crisis de vértigo y puede mantenerse de forma intermitente.
Suele presentarse entre los 40 y 60 años, aunque puede aparecer en cualquier edad. Es más común en adultos mayores.
Sí. El estrés, la falta de descanso o los cambios de humedad y presión atmosférica pueden agravar los síntomas o facilitar las crisis.
La enfermedad de Ménière es un trastorno del oído interno que sí tiene tratamiento.
Con un enfoque interdisciplinario —médico y kinésico— es posible controlar las crisis, reducir los síntomas y recuperar la estabilidad.
En el Centro CERFAC, la Lic. Sonia V. Lepore, especialista en rehabilitación vestibular y trastornos del equilibrio, acompaña a cada paciente con un plan personalizado de recuperación para mejorar su bienestar y calidad de vida.
Si estás en zona sur de GBA, en CERFAC Quilmes ofrecemos diagnóstico y tratamiento específico para los síntomas de vértigo periférico.